El fantasma de la división recorre el Polo Democrático Alternativo, parece que como tantas otras veces, las esperanzas de muchos colombianos por tener una alternativa política, al eterno bipartidismo que nos ha sido impuesto legal e ilegalmente durante más de 180 años, se verán truncadas.
Lo que más sorprende es que uno de los dirigentes políticos que invoca este fantasma sea Gustavo Petro, ex guerrillero, firme y sistemático denunciante de los vínculos entre el actual gobierno de Colombia con el narcotráfico y el paramilitarismo. Sorprende precisamente porque el senador Petro, busca desesperadamente entrar en una “coalición” política con el partido Liberal y sectores “moderados” del arribismo, perdón del uribismo, que anhelan volver a poner a su servicio la inmensa burocracia estatal que ahora les es esquiva, pero dejando claro que aplauden y legitiman la política de “Seguridad Democrática”, política que tuvo como pilar fundacional la promoción y encubrimiento del paramilitarismo y que soslaya y minimiza la violación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
En todos los procesos políticos este tipo de volteretas es normal, pero lo cuestionable es que el Senador Petro pretenda justificar sus intenciones personales con una supuesta “falta de garantías” al interior del Polo Democrático, es extraño que una persona que deja las armas y la ilegalidad para buscar en las plazas y espacios públicos las profundas transformaciones sociales, políticas y económicas que tanto necesita Colombia, ahora busque el camino fácil de la división y la descalificación, en vez de confrontar con ideas, las ideas que exponen sus contradictores dentro del partido. Que Lucho Garzón, antiguo dirigente sindical y ex alcalde de Bogotá haya iniciado esta división, no exalta a nadie, ya que su culto a su personalidad es de vieja data y sus coqueteos con ciertos sectores uribistas (en una entrevista el año anterior manifestó públicamente sus simpatías programáticas con el actual Vice presidente y la Primera Dama “la esposa de Uribe”).
Por el bien de la política y la democracia colombiana esperemos que el Senador Petro (no Lucho Garzón) asuma una posición clara y transparente frente al país y deje al Polo Democrático Alternativo por fuera sus intensas ansias de poder y nos permita seguir soñando con esta utopia llamada PDI.
Luis Fernando Trejos Rosero
Lo que más sorprende es que uno de los dirigentes políticos que invoca este fantasma sea Gustavo Petro, ex guerrillero, firme y sistemático denunciante de los vínculos entre el actual gobierno de Colombia con el narcotráfico y el paramilitarismo. Sorprende precisamente porque el senador Petro, busca desesperadamente entrar en una “coalición” política con el partido Liberal y sectores “moderados” del arribismo, perdón del uribismo, que anhelan volver a poner a su servicio la inmensa burocracia estatal que ahora les es esquiva, pero dejando claro que aplauden y legitiman la política de “Seguridad Democrática”, política que tuvo como pilar fundacional la promoción y encubrimiento del paramilitarismo y que soslaya y minimiza la violación de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
En todos los procesos políticos este tipo de volteretas es normal, pero lo cuestionable es que el Senador Petro pretenda justificar sus intenciones personales con una supuesta “falta de garantías” al interior del Polo Democrático, es extraño que una persona que deja las armas y la ilegalidad para buscar en las plazas y espacios públicos las profundas transformaciones sociales, políticas y económicas que tanto necesita Colombia, ahora busque el camino fácil de la división y la descalificación, en vez de confrontar con ideas, las ideas que exponen sus contradictores dentro del partido. Que Lucho Garzón, antiguo dirigente sindical y ex alcalde de Bogotá haya iniciado esta división, no exalta a nadie, ya que su culto a su personalidad es de vieja data y sus coqueteos con ciertos sectores uribistas (en una entrevista el año anterior manifestó públicamente sus simpatías programáticas con el actual Vice presidente y la Primera Dama “la esposa de Uribe”).
Por el bien de la política y la democracia colombiana esperemos que el Senador Petro (no Lucho Garzón) asuma una posición clara y transparente frente al país y deje al Polo Democrático Alternativo por fuera sus intensas ansias de poder y nos permita seguir soñando con esta utopia llamada PDI.
Luis Fernando Trejos Rosero
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